Como en las caricaturas

El lunes pasado adelantamos un laboratorio Oscar, Beto y yo, (porque el viernes no hay clase, no crean que porque estábamos impacientes de tener ese laboratorio). Oscar y yo teníamos ese examen al día siguiente, así que teníamos que seguir preparándolo, por lo que iríamos a su casa. Le dijimos al Beto que si quería ir, nos echábamos una chela, el se regresaba a su clase de la noche (ese día no fui a mi clase de cabaret) y nosotros seguíamos estudiando. Yo iba en el coche de Oscar, Beto en el suyo; cuando íbamos llegando Oscar me dice: ayúdame a encontrar a la gata, desde anoche esta en el árbol y no puede bajarse (el árbol mencionado está justo enfrente de su casa, una Jacaranda de unos 5m de altura), yo de broma le dije: háblale a los bomberos.

Ya lo hice, y mi abuela, y mi tía, me contestó.
Vaya sorpresa que me llevé, era verdad, no solo pasaba en las caricaturas. Pero a diferencia de las caricaturas, aquí los bomberos no habían llegado, Oscar esperaba que la gata cayera muerta en cualquier momento (exagerado el), así que decidimos llamarles de nuevo y esperar. En lo que esperábamos tratamos de bajarla, sacamos la escalera, la gata estaba cerca, Beto subió al árbol y trataba de alcanzarla, pero la gata estaba en shock. Justo en ese momento llegaron los bomberos.
No todo en las caricaturas es verdad, la manera de bajar a la gata es algo distinta de cómo nos dicen esos dibujos, donde el bombero abraza al tierno gatito y se lo da a la tierna abuelita y todos felices. No.
La gata al ver la enorme escalera de los bomberos subió hasta la parte mas alta de la jacaranda, nosotros dijimos: chale, ya valió. Los bomberos dijeron: no hay problema, esta mejor, nunca la hubiéramos agarrado, es mejor ahí, donde ya no tiene a donde ir, y todavía la alcanzamos; entonces entendimos lo que querían hacer.
-No le pasa nada, dijeron.
Detuvieron el tráfico en esa céntrica calle de Coyoacán, colocaron su escalera justo en medio y el bombero se disfrazó de bombero y subió con una especie de tubo con el que intentaría tirar a la gata. En esos momentos los de los coches detenidos ya habían descendido de ellos y estaban viendo, vecinos (la voz del video es el vecino), lavacoches, y curiosos viendo el rescate del gato. Después de mucho movimiento lo único que caía eran ramas, y la gata aferrada a su rama. Ya era de noche, casi no se veía, con una linterna apenas iluminaba Oscar a su mascota, cuando el bombero dijo: listos, ahí va. Y cual (ahora si) escena de televisión, la gata cayó a un pequeño techito de plástico de un cafecito de la casa de al lado, rebotando y cayendo en el piso, y como gato torpe que es, medio cayó de pie y luego se dio un costalazo. Se levantó, corrió como loca y luego se metió a la casa. Entonces sí, la abuelita de Oscar fue feliz, los vecinos fueron felices, los de los autos detenidos también fueron felices, los bomberos fueron felices (sobre todo por la propina que les dio la abuelita), Oscar fue feliz, y yo fui feliz porque podría ir a estudiar, para esos momentos de verdad lo necesitaba, (bueno, también un poco por la gatita).

Disculpen el formato del video, se supone que la cámara enderezaba la imagen, pero hubo algunos problemas técnicos, no es mi cámara y pues así quedó. Perdón.