martes, junio 06, 2006

El Holandés


Hoy salimos mas temprano, teníamos que recorrer mas de cien kilómetros, pero lo difícil sería el puerto do Poio, un puerto de categoría, el mas difícil de todo el camino; subir el Cebreiro no es fácil, pero es parte del camino y al final vale la pena, sobre todo que el hospedaje es gratis, y la comida muy barata, y tomando en cuenta que no tenía dinero y me faltaba un mes para regresar, tenía que hacer estas locuras.

Después de una hora de rodar nos detuvimos en un restaurante en la carretera, desayuno ligero, unas tostadas, café con leche y algo de fruta, compramos algo de agua y a pedalear.

Hacía frío, estábamos ya en las zonas altas de Galicia, unos paisajes increíbles, y la autovía que pasaba por unos puentes como de 50 metros de altura por encima de los cerros.

Un pueblo a la mitad, pequeñas callecitas de no mas de 2 metros de ancho, pero no podíamos detenernos tanto, teníamos que llegar arriba antes que el sol pegara mucho, después de varios días de rodar cualquier cosa te afecta.

Llegando a las últimas rampas alcanzamos a ver a Suso hincado ante un señor, Juan y yo nos apuramos a ver que había pasado.

Era un holandés, estaba tirado en el suelo, inconsciente, Suso trataba de reanimarlo, yo le ayudé, Juan llamaba a una ambulancia, la esposa del señor lloraba y decía algo que no entendíamos, llegó otra pareja de holandeses, ellos si hablaban ingles, y por ellos supimos que era diabético, hablaron con la señora que pateaba su bicicleta, el señor tirado, ya estaba morado, sabíamos que ya no se podía hacer nada, pero tratábamos; al fin llegó la ambulancia, se llevó a los holandeses y nosotros nos quedamos en shock, ver morir a alguien y no poder hacer nada. Levantamos las bicicletas de los señores, sus cosas, nuestras bicicletas y caminamos hasta el centro de salud de Cebreiro, fueron como 15km caminando en silencio.

Ese día teníamos pensado llegar hasta Portomarín, pero nos quedamos en Sarria, comí un pulpo excelente, y el mejor membrillo que he probado en mi vida, entre Suso y yo casi nos acabamos todo el queso y el membrillo.

Un año después llegó una carta a mi casa. La esposa del holandés escribió (en español) agradeciendo por lo que hicimos.


Esto lo escribí (mas o menos asi) hace tres años, cuando crucé dos países en mi bici.
Mañana se cumplen tres años de su muerte.

5 comentarios:

Denisse dijo...

Que fuerte...

phoedra dijo...

ay qué feo eso de que se murió, pero qué detalle de su esposa que te escribió.
me gustó este post :D

Ernesto Sandoval dijo...

wey, es horrible que te pase algo así. afortunadamente cuando a un amigo le estaba dando un ataque de epilepsia y se estaba tragando la lengua. yo fui el único que reaccionó y ayudé hasta que llegó el doctor.

Anónimo dijo...

Wow, que historia y que experiencia! hicieron lo mejor que puedieron haber hecho parar de pedalear y ayudar a una persona desconocida eso es increible y dificil de creer cuando lo estas viendo en vivo y a todo color, pero que detallazo como dice tu amiga phoedra que se haya acordado de ti y más que se haya escrito en español eso es de valorarse.

Ya te extrañaba

Bye

Adonis dijo...

no mames, q mal lo del holandes... en paz descanse. PUes si me gusto mucho la descrpicion d tus paisajes, Galiza es muy bonito y yo tengo la oportunidad de verlo estos dias con mi spropios hojos :D y q onda, pense q iban ad ecir algo del II debate presidencial y ninguno de uds lo ha mencionado. ME imagino q neustros politicos nos habran decepcionado de nuevo.