miércoles, febrero 22, 2006

Mashaca tur parte 5



Llegamos a los Cabos. Después de dar un rol por el lugar (en realidad estabamos perdidos), por fin encontramos donde era el lugar para ir a ver "el arco". Un "promotor turistico" (jeje), que era de Guerrero (?), nos hizo la oferta cual vendedor de parachute en Acapulco, mira brodi, que el barco, que el arco, que la cueva del nose que, donde entran dos y salen tres, que los lobos marinos, que bla bla bla, ustedes saben a que me refiero, y por fin, por la módica cantidad de 100 pesitos nos convenció para embarcarnos. Y así fue, después de esperar un rato a que llegara el barco por fín partimos a ver "el arco", y pues si, muy bonito y todo, después de muchos años de ver fotos y pinturas, lo vimos, también a los leones marinos, a los que el "capitan" del barco les chiflaba y los animales contestaban, (los leones, no los gringos), algo cabula, por cierto, nuestro "capitan", cantaba cual gondolero de Venecia, y los gringos retecontentos. Algo que nos causó mucha gracia fue cuando les enseño a los gringos los pelícanos, este los describió como mexican chicken, imaginaran ustedes nuestras risas en la parte de arriba del barco, porque eso si, era un barco de dos pisos, bueno mas bien, un piso (de cristal) y un techo con su barandal, donde yo me quedé todo el tiempo para tomar las fotos, el agua estaba tan clara que no era necesario ver por el cristal para ver atravez del agua. Después de 45 minutitos de viaje, expiraron nuestros 100 pesos regreamos al muelle y saliendo de ahí decidimos que no nos quedaríamos ahi, los Cabos no nos gustó del todo, es como Cancún, lleno de gringos, restaurantes de comida rapida basura, y todo retecaro, asi que nos movimos para San José, que no es tan gringo, pero sigue siendo del estilo, pero ahi encontramos un trailer park muy a gusto junto al mar. Al fin, nos metimos al mar, y a revolcar un rato con las olas, en un agua llena de brillantina (en este caso, se trataba de pirita), se veía bien shingom, y aunque el agua estaba fría, estuvimos ahi un buen rato, hasta que nos dió reteharta hambre, asi que salimos del mar, un regaderazo, un clavadazo en la alberca del lugar, y a comer. Todo un festín de comida de super preparada, arrozito, ensaladas, papas, y ahora si, las respectivas cervezas, al fin, unas bien frías, como ya casi terminaba el viaje nos dimos el lujo, y pues después de una breve, muy breve siesta, cheleamos agusto toda la tarde, hasta la noche. Por cierto en el restaurante del trailer park se presento un grupo, medio chafita, pero amenizó el ambiente y puso a bailar a la polilla gringa.

No hay comentarios.: