miércoles, abril 20, 2011

La pomada milagrosa

Últimos dos asientos libres del segundo camión del día, cada quién se fue al suyo. Saqué mi libro, me desconecté y me puse los audífonos. La gente siguió subiendo. Gente parada. Vendedores, muchos vendedores. Arrancamos y sólo quedó el vendedor de la pomada.

La pomada del Perú.

El señor quería vendérmela justo a mi, se paró a mi lado y me hablaba directo. Dejé de leer y apagué la música. Escuché y escuché lo maravilloso de esa pomada, curaba más de 20 males, incluyendo el vaso tapado. ¿Qué demonios es el vaso tapado?. Curaba más de 20 males por sólo 20 pesos. Saqué mi libreta y empecé a escribir, o tratar de escribir, porque en esos guajoloteros uno brinca alegremente y si mi letra ya es difícil de entender... apunté los más de 20 males que curaba, el señor vio lo que hacía y huyó a la parte de adelante del camión.
Me equivoqué. Debí haber comprado la pomada.
Conozco a quien le vendría bien una curación así de mágica. A veces necesito un poco de ayuda.


No la compré.
Seguiré intentándolo solo.

2 comentarios:

Saudadinho dijo...

Jajajaja la pedrada le puede caer a quien sea, no?




-blobi jajajajaja

Manolo dijo...

quien se apunte