Sobre la mesa de aluminio de Superior dejo la nava, lupa, libreta y todo lo que pesa de mis pantalones.
También todo lo que pesa de mis pensamientos.
El sombrero, un sombrero grande, de ranchero, no puede protegerte de ese efecto que puede causar estar diez horas en el sol.
Siempre llegará el momento en que empiezas a pensar. No sabemos pensar, sólo tenemos el instinto de seguir el tren de nuestros pensamientos sobre los rieles, pero cuando realmente pensamos... qué le hago, yo no pienso.
Vimos una huella de dinosaurio a un lado de la carretera, escondida, o eso pensamos que era, no somos expertos en eso. Quizá fue otro de los debrayes colectivos provocados por el sol que te ha golpeado durante tantos días. O simplemente la locura normal.
Al fin llega el aguardiente, lo sirven en esos pequeños vasos de plástico, salen del bote azul de anticongelante, ojalá fuera el mezcal que nos dieron el primer día, esos que sólo puedes probar cuando estás en algún lugar perdido entre Pueblo y Oaxaca, pero no, ya sólo había aguardiente. Un excelente aguardiente.
Sólo uno.
Todavía falta preparar la comida y el sol ya se va por detrás de las montañas.
Al rato aparece la luna, llena, y nos queda gas suficiente para cocinar bien. Aunque después de eso el trabajo no termina, falta pasar los puntos de los contactos, y las fallas. Las pinches fallas.
Eso se pasa rápido.
Aunque no tan rápido como la noche. Se cierran los ojos y al siguiente instante se abren. Ya es el día siguiente y a trabajar de nuevo, apenas amanece. Todo se pasa rápido.
Como este aguardiente.
Mejor pidamos otro y hagamos que se acabe lento.
2 comentarios:
Yeeeeeaahh!!! It's coming back, baby!!!
(...Se quería lucir nada más porque es es post 1000 :P)
los videos siempre son grandes, pero éstos son mis favoritos
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