Desde alguna señal robada... (2)

Me gusta este clima frío. Me gusta que los demás se apendejen, y no es que a mi no me pase, es que yo ya estoy así, entonces con el frío los demás se ponen como yo. Y yo me siento bien.
No es que no me de frío. Me se tapar, me ha costado dolorosas entumidas y casi congelamientos, como aquella vez en cierto invierno en cierto lugar de Italia cuando cierta noche me preparé para pasarla en mi pequeña tienda de campaña armado con una botella de vino. La botella se acabó y yo casi muero congelado, pero esa historia algún día la contaré, aunque en vivo es más divertido.
También aprendí a taparme por la bici. Andar en bici a temperaturas cercanas al cero no es fácil, siempre queda parte de la cara al descubierto y duele. El viento se siente como si quemara, entra a la nariz y sientes como baja y llena los pulmones, se siente pesado y quema.
Pero otra vez me desvié del tema... en estos días que hace frío todo me parece que pasa lento (también por el cambio de horario), me ha dado tiempo de hacer algunas (no pongo muchas porque soy un poco flojo y no hice tanto), pero hice más que de costumbre.
Una de ellas fue abrir mi Facebook.
No debí haberlo hecho, de verdad te hace perder el tiempo; estuve toda la tarde píquele y píquele, y, aunque todavía no le agarro la onda, es de esas cosas que crees que tienes que revisar a la primera oportunidad.
Creo que ahora si entendí el término procrastinación.

Hoy hice la primer calavera de toda mi vida. Si, nunca había hecho una.
Cuando la leyó la maestra me sentí todo un creador Monty Python. Todo el salón carcajeaba.
Y uno se siente satisfecho de haber hecho bien su trabajo.

Los atardeceres de estos días son de los mejores del año, trato de no perdérmelos desde mi banca, de hecho, desde ahí son mejores que los de Waterloo...